Desbroce de la Fuente la Encina

ACTIVIDAD: Limpieza, señalización y adecuación de la fuente La Encina y su entorno.
FECHA: Domingo, 19 de abril de 2009
LUGAR: Tardobispo
CONVOCATORIA: Tardobispo
HORA: 10:30 horas
PARTICIPANTES: socios, 9; total de participantes, 30.
MEMORIA: Se ha llevado a cabo la limpieza de la Fuente de “La Encina” y su entorno, recuperándose para el pueblo la única fuente tradicional que en él se conserva y que llevaba sumida en el abandono y el olvido largos años.
Previamente a la actuación se había hablado con Amelia, Alcaldesa de El Perdigón, que manifestó su apoyo a la iniciativa y se ofreció para aportar lo que estuviera al alcance del Ayuntamiento (herbicida, material para el desbroce, etc). Se rechazó el herbicida pero concretamos que asumiría los gastos de la compra de la materia prima para la elaboración de la comida, de la que se encargarían de preparar los vecinos del pueblo en las escuelas.
Comenzó la limpieza a las 10.30 de la mañana, despejando la fuente y su entorno e incluyendo el corto camino que une las calles del pueblo con la Calzada Mirandesa, que en este tramo coincide con el Cordel de las Merinas. Con las desbrozadoras se eliminaron las zarzas, que hasta tal punto ocupaban el camino que lo hacían intransitable. Para el traslado del material de desecho y limpieza se utilizó un tractor con pala que aportó un vecino del pueblo. Posteriormente se colocó un cartel de madera con la inscripción: “fuente la Encina” donado por la Asociación El Cigüeñal y se procedió a la siembra de una pequeña encina, acto simbólico para reforzar la toponimia del lugar.
Nunca fue una fuente de aguas abundantes, de manera que todos recuerdan que había que madrugar para que otro que se te adelantase no te dejara sin agua, pues tan lenta es la cadencia del manantial que sólo había agua para los primeros en llegar que, por cierto, solían ser los niños del pueblo porque entrar en la fuente y bajar hasta su poza entraña cierta dificultad.
A las 14.30 h. todos los participantes y vecinos que quisieron (cerca de treinta) dieron cuenta de una suculenta comida en las escuelas locales, consistente en un guiso de cordero con patatas que aportó el Ayuntamiento de El Perdigón para recompensar el esfuerzo del pueblo y que fue preparado por los expertos cocineros, y también vecinos Rosa y José Luis, terminando con los postres elaborados por Transi.
Ya por la tarde los miembros de la Asociación visitamos la Iglesia del pueblo, que nos enseñó Elena, la vecina que tiene las llaves. Nos sorprendió las tres tallas que conforman El Calvario, hermosas en su sencillez y necesitadas de restauración, que antiguamente se encontraban en la ermita del cementerio, sede de la Cofradía de la Cruz: la talla de la Virgen del Castillo y un San Sebastián que aún conserva las flechas clavadas en su cuerpo. Después, en un paseo por las callejuelas del pueblo fuimos descubriendo pequeños detalles que aún se conservan en su maltrecha arquitectura popular para terminar en el exterior de la ermita del cementerio.